martes, 14 de julio de 2015

Arquitectura Barroco En Francia



Francia
La arquitectura barroca francesa es sobre todo palaciega, y en cuanto a su exterior, de composición en general muy clásica. Asimismo, las tres claves de la arquitectura barroca francesa serán la sobriedad, la armonía y la claridad.
Es una arquitectura principalmente al servicio de la monarquía absoluta, especialmente a la persona de Luis XIV, el “Rey Sol”, quien tomó el palacio de Versalles como expresión de su poder y de su propia persona, convirtiéndose así en el prototipo de residencia áulica del príncipe absoluto. El monarca es el astro rey, de quien emana toda la sabiduría, toda la luz, y con su gloria ilumina a toda Francia. Este mensaje está claramente presente en la disposición de salones, así como en la fuente de Apolo; cuyo carro tira del sol, el cual, al estar la fuente mirando hacia el este, parece que va a emerger del agua. Muy pronto, el palacio y la ciudad que surgirán en Versalles se convertirán en un suntuoso signo de propaganda política y escenario de un sinfín de extravagancias y derroches.
Inicialmente, Versalles había sido un pequeño pabellón de caza construido por Philibert Le Roy por mandato de Luis XIII, quien quedó prendado de la belleza de aquel paisaje. Su transformación barroca va a seguir un proceso escalonado que coincide con el año 1661 en que empezaron los nuevos trabajos de ampliación acometidos por el arquitecto Louis le Vau, quien había maravillado al monarca demostrando su maestría en la construcción del Chateau de Vaux Le Vicomte. Hasta el momento Luis XIV convirtió Versalles en escenario de sus fastuosas fiestas, las cuales conllevaban también grandes inconvenientes, dado que se habían de desplazar miles de personas y además no había espacio suficiente para alojar a toda la corte. Sin embargo 1668 versalles es aún una mansión en el campo a la que Luis XIV se retira frecuentemente en compañías femeninas y con sus más allegados. Este año Le Vau inicia una segunda ampliación en la que el palacio es literalmente envuelto por un edificio de influencia barroca italiana, orientado hacia los jardines. Inicialmente este "envoltorio" que rodea el palacio primitivo se encuentra en su punto central unido por una gran terraza. Sin embargo, el incierto clima del Île-de-France hace ver lo poco práctico que resulta este gran espacio abierto, por lo que en su lugar se construye la suntuosa Galería de los Espejos. En 1682 Luis XIV expresa su deseo a su superintendente de finanzas Jean Baptiste Colbert, de trasladar la corte a Versalles, es decir, unas 4000 personas entre príncipes, sirvientes, ministros y demás cortesanos. Ello requerirá una obra colosal.
La tercera y última gran ampliación se alarga hasta el año 1692 y es llevada a cabo por el nuevo arquitecto real Jules Hardouin Mansart, quien quintuplicará la superficie de la residencia, añadiendo dos gigantescas alas laterales al núcleo central que se desarrolla alrededor del patio de mármol. Versalles se transforma así en capital de una gran nación; una ciudad con mansiones para los cortesanos, imponentes jardines llenos de esculturas y fuentes, ministerios para la administración, cuarteles para la guardia y las viviendas de los criados. Todo ello simétricamente articulado en torno al palacio que a su vez tiene como eje central la cámara del rey. Después, Mansart añadió dos alas en escuadra y nuevas dependencias: L’Orangerie, un invernadero de plantas exóticas, le Grand Trianon, un pequeño palacete emboscado en los jardines destinado a la intimidad del rey; y las Grandes y Petites Écuries, las caballerizas.
Por su parte, André Le Nôtre diseñó las 3 avenidas de jardines que confluyen en el palacio y los espacios alrededor del gran canal, disponiendo glorietas, fuentes, etc. Estas tres avenidas constituyen todavía hoy las tres principales vías de la ciudad de Versalles.


A partir de Versalles, tanto el palacio como el modelo de jardín francés se extendieron por las cortes europeas. Entre otras obras a destacar de la arquitectura francesa de esta época encontramos el palacio del Louvre, el ahora inexistente Chateau de Marly, ciertas alas del inmenso chateau de Fontainebleau e innumerables creaciones más. Sin embargo, no se puede atribuir el desarrollo de la arquitectura barroca únicamente a las propiedades de la corona, ya que fue en esta época cuando proliferaron también muchas obras de dominio noble y burgués como los chateaux en las zonas rurales y los "hoteles" en las zonas urbanas; por ejemplo el Hotel de Toulouse, actual sede del Banque de France, o el Hotel de Soubise, el cual fue posteriormente remodelado para convertirse en claro ejemplo del estilo rococó.En la decoración interior del palacio intervino Charles Le Brun, quien se encargó también de la del Chateau de Vaux le Vicomte. De hecho, se dice que este último es el precursor del futuro palacio de Versalles, dado que tomaron parte en su construcción los mismos artistas (Le nôtre, Le Vau, Le brun...). Es por ello por lo que Vaux le Vicomte posee un valor artístico-arquitectónico incalculable.
Entre los chateaux más destacables, además de los ya mencionados, se encuentran otras obras de François Mansart y su ya mencionado hijo Jules Hardouin, varios de los arquitectos barrocos más profílicos de la época. Entre sus creaciones destacan el chateau de Dampier construido para el duque de Chevreuse, el ala barroca del Castillo de Blois, el Chateau de Maisons Laffitte (cuya realización marcará un antes y un después en la arquitectura de Francia) y la Iglesia parisina de Los Inválidos (que alberga actualmente los restos de Napoleón Bonaparte) junto con el conjunto adyacente del Hotel des Invalides. Por lo general, Francia fue uno de los países con mayor número de arquitectos de esta época, no sólo por coincidir con un periodo de bonanza económica, sino por contar con una amplia nobleza y burguesía pudiente, capaz de permitirse los excesos y las costosas representaciones arquitectónicas barrocas de estilo teatral.

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